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¿Puede EE. UU. evitar una crisis electoral?

BRUSELAS – La elección presidencial de 2020 en EE. UU. es diferente a cualquier otra que podamos recordar. Las contiendas previas fueron enconadas —y en algunos casos se las describió en términos existenciales—, pero los estadounidenses nunca, al menos en épocas recientes, enfrentaron una posibilidad realista de que la persona en funciones rechace el resultado... y rara vez se corrió el riesgo de que las divisiones partidarias llegaran a convertirse en un conflicto armado.

Nuestro mandato en el International Crisis Group (ICG) es el de evitar, mitigar y poner fin a los conflictos violentos, dondequiera que surjan. Aunque nuestros esfuerzos durante el último cuarto de siglo nos llevaron por todo el mundo, hasta este año no habíamos tenido que centrarnos directamente en Estados Unidos.

En muchos países las elecciones suelen conllevar el riesgo de derramamientos de sangre debido a factores como la polarización política extrema, situaciones donde se pone todo en juego, la proliferación de armas en manos de grupos armados con agendas políticas, y procesos electorales defectuosos que hacen dudar a muchos ciudadanos de los resultados. En esas circunstancias las elecciones pueden ser especialmente peligrosas cuando cada uno de los candidatos cuenta con una base de apoyo importante y comprometida.

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