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El manejo de los peligros de un dólar en alza

NEWPORT BEACH – El gobierno del presidente argentino Mauricio Macri solicitó al Fondo Monetario Internacional un préstamo con la esperanza de que dicho préstamo pueda derrotar una caída del peso que ha elevado las tasas de interés, y que  desacelerará la economía y amenazará el programa de reformas. Este cambio de suerte de la economía refleja, en parte, aunque no totalmente, la presión generalizada provocada por la reciente apreciación del dólar de Estados Unidos – un proceso que está destinado a acelerarse, porque tanto la política monetaria como los diferenciales de crecimiento están favoreciendo a Estados Unidos.

Desde hace un tiempo, la Reserva Federal de Estados Unidos sistemáticamente se ha adelantado a otros bancos centrales importantes en lo que se refiere a la normalización de la política monetaria – es decir, en cuanto a elevar las tasas de interés, eliminar las compras de activos a gran escala e iniciar el proceso multianual de achicamiento de su hoja de balance. Esto se amplificó este año por otro catalizador de la reciente apreciación del dólar: una divergencia creciente, y menos favorable, entre los datos económicos y las expectativas en el resto del mundo.

Durante la mayor parte de 2017, los mercados se esforzaron por ponerse a la par de las señales de crecimiento fuera de Estados Unidos, mismas que fueron notablemente más favorables de lo anticipado. Como resultado, la medida más ampliamente seguida del índice del dólar ponderado por el comercio se depreció en un 10% el año pasado. Los flujos de capital hacia Europa y hacia las principales economías emergentes se recuperaron, ya que los inversores trataron de beneficiarse de la expansión, mientras disfrutaban de mayores rendimientos y de la posibilidad de obtener ganancias de capital provenientes de las fluctuaciones cambiarias.

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