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Trump hará a China grande otra vez

NUEVA YORK – Los mercados financieros recibieron con alegría la reciente noticia de que Estados Unidos y China llegaron a un acuerdo en “fase uno” para frenar una futura escalada de la guerra comercial bilateral. Pero en realidad no hay mucho de que alegrarse. A cambio de un compromiso tentativo de China de comprar más productos agrícolas (y algunos otros) estadounidenses y ligeras concesiones en materia de propiedad intelectual y el yuan, Estados Unidos acordó suspender la imposición de aranceles a otros 160 000 millones de dólares de exportaciones chinas y revertir algunos de los aranceles introducidos el 1 de septiembre.

La buena noticia para los inversores es que el acuerdo evitó una nueva ronda de aranceles, que podía empujar a la economía estadounidense y a la mundial a una recesión y provocar un derrumbe de las bolsas globales. La mala noticia es que no es más que otra tregua temporal en medio de una rivalidad estratégica mucho más amplia por temas comerciales, tecnológicos, de inversiones, monetarios y geopolíticos. Se mantendrán aranceles a gran escala, y la escalada puede reanudarse si cualquiera de los dos lados evade sus compromisos.

De modo que entre Estados Unidos y China habrá un amplio y cada vez más intenso desacople, sobre todo en el sector tecnológico. Estados Unidos ve como una amenaza a su seguridad económica y nacional la búsqueda china de alcanzar la autonomía y luego la supremacía en tecnologías de vanguardia (como inteligencia artificial, 5G, robótica, automatización, biotecnología y vehículos autónomos). Tras las restricciones impuestas a Huawei (líder en 5G) y otras empresas tecnológicas chinas, Estados Unidos seguirá intentando contener el crecimiento de la industria tecnológica del país asiático.

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