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¿Estados Unidos y China pueden llegar a un acuerdo?

NUEVA YORK – Ahora que han terminado las celebraciones del 70 aniversario de la fundación de la República Popular China, es hora de volver a dirigir la atención a la guerra comercial sino-norteamericana. El conflicto bien puede estar por entrar en una recta final. De hecho, la próxima ronda de negociaciones tal vez sea la última oportunidad real de encontrar una salida para el embrollo comercial, tecnológico y económico más amplio en el que están hundidos ambos países.

De no suceder esto, el mundo debería empezar a prepararse para su cabalgata económica más agitada desde la crisis financiera global de 2008. Existe un riesgo real de que Estados Unidos caiga en una recesión, y de que la economía global experimente un desacople más amplio que afecte negativamente las relaciones sino-norteamericanas en el futuro. También existe un espacio de oportunidad cada vez más grande para que los electorados nacionalistas en ambos países sostengan que el conflicto es inevitable.

Hasta el momento, la guerra comercial ha atravesado cuatro fases. La fase uno comenzó en marzo pasado, cuando el presidente norteamericano, Donald Trump, anunció la primera ronda de aranceles a las importaciones sobre los productos chinos. La fase dos llegó con el “reseteo argentino” en la cumbre del G20 en Buenos Aires en diciembre pasado, cuando Trump y el presidente chino, Xi Jinping, anunciaron que concluirían un acuerdo en el lapso de 90 días. Esa tregua se desmoronó a comienzos de mayo de este año, cuando las partes se acusaron mutuamente de exigir cambios significativos de último minuto en el acuerdo borrador.

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