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Pesimismo en medio de la plenitud

MILÁN – Hace unos años, escribí un libro llamado La próxima convergencia, sobre cómo las economías en desarrollo se estaban "acercando" a sus contrapartes avanzadas en términos de ingresos, riqueza, salud y otras medidas de bienestar. Allí analizaba no sólo la manera en que estos países habían alcanzado un rápido crecimiento -inclusive el papel central desempeñado por una economía global abierta-, sino también las oportunidades y desafíos que conllevaría este proceso de convergencia. 

Al escribir el libro, había planeado incluir muchos datos en forma visual. Pero un respetado agente literario me dijo que utilizar gráficos era una mala idea, porque son pocas las personas que absorben mejor la información cuantitativa cuando se la presenta visualmente. Tomé conciencia de que los gráficos, en un sentido, son respuestas a preguntas. Si no se plantea una pregunta, un gráfico termina siendo o poco interesante o carente de sentido.

Recientemente, el psicólogo Steven Pinker de la Universidad de Harvard publicó un libro que documenta las tendencias positivas de largo plazo en múltiples dimensiones del bienestar, algo que llama "los frutos de la Ilustración". El progreso, reconoce Pinker, no es consistente; hubo importantes reveses en tanto surgieron nuevos desafíos, como el cambio climático. Pero, en términos generales, el bienestar ha venido mejorando desde por lo menos mediados del siglo XVIII, cuando la Revolución Industrial generó una marcada aceleración de las mejoras del bienestar. Desde la Segunda Guerra Mundial, el 85% de la población mundial que vive en países en desarrollo también ha resultado beneficiada.

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