girard4_SallyHaydenSOPAImagesLightRocketviaGettyImages_womanbabywaitingatclinic Sally Hayden/SOPA Images/LightRocket via Getty Images

Las mujeres y niñas tienen la llave que conduce a la cobertura universal de salud

NUEVA YORK – La atención médica es un derecho humano, pero aproximadamente la mitad de la población del mundo (3,5 mil millones de personas) se abstiene de recibir servicios de salud esenciales debido a limitaciones financieras o a la falta de instalaciones accesibles. La cobertura universal de salud (CUS) podría cambiar esta preocupante estadística. Sin embargo, si  se va a cumplir con lo que este seguro promete, se deben incluir servicios de salud sexual y reproductiva.

La idea que fundamenta la CUS es simple y poderosa: si se garantiza el acceso a servicios de salud de calidad, medicamentos esenciales y vacunas, y si se brinda a las personas un seguro contra costos de salud rutinarios y catastróficos, se puede reducir la pobreza y mejorar los resultados de salud. Es por eso que la CUS se estableció en el año 2015 como un principio central de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas.

Los ODS también consagran la salud sexual y reproductiva como una condición esencial de la igualdad de género; sin ella, las mujeres y las niñas no pueden controlar otros aspectos de sus vidas. Sin embargo, la salud sexual y reproductiva a menudo se descarta de las estrategias de atención de la salud en aras de la conveniencia política, lo que amenaza con descarrilar los esfuerzos por garantizar el logro de la cobertura universal de salud hasta el año 2030.

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