NUEVA YORK – A lo largo de 2018, gran parte de Asia se vio sacudida por la nueva y cada vez más impredecible dinámica en las relaciones sino-norteamericanas. Hace un año, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, regresó de Beijing después de su “visita de estado plus” que, China esperaba, había puesto fin a su retórica de campaña anti-China. Doce meses después, China y Estados Unidos están atrapados en una guerra comercial sin resolver, y la administración de Trump ha reemplazado el “compromiso estratégico” de Estados Unidos con China por una “competencia estratégica”.
Es más, hace un año las economías y los mercados de Estados Unidos, Europa y China bramaban. Ahora, hay una profunda inestabilidad en los mercados financieros, el crecimiento se desacelera en China y Europa y las tasas de interés más altas ya están empezando a tener efecto en Estados Unidos. La incertidumbre por el futuro de las negociaciones nucleares con Corea del Norte también está ensombreciendo el panorama.
¿Cuáles son las perspectivas, entonces, para las relaciones de Estados Unidos y China en 2019? Es probable que para marzo haya un acuerdo en cuanto a la reducción del déficit comercial bilateral y las decisiones en materia de importación que tomará China para llevarlo a cabo. Un acuerdo sobre reducciones arancelarias para entonces también es posible, aunque su complejidad puede extender el cronograma. Una estrategia donde se analice arancel por arancel podría llevar un año. Pero si los reformistas económicos chinos adoptan una estrategia más drástica, comprometiéndose a aranceles cero con el tiempo y desafiando a los norteamericanos a corresponder, podría concluirse más rápidamente. Pero esto iría en contra de décadas de entrenamiento de los burócratas comerciales chinos de ofrecer poco, y mucho menos ser vistos como que dan todo de una vez.
NUEVA YORK – A lo largo de 2018, gran parte de Asia se vio sacudida por la nueva y cada vez más impredecible dinámica en las relaciones sino-norteamericanas. Hace un año, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, regresó de Beijing después de su “visita de estado plus” que, China esperaba, había puesto fin a su retórica de campaña anti-China. Doce meses después, China y Estados Unidos están atrapados en una guerra comercial sin resolver, y la administración de Trump ha reemplazado el “compromiso estratégico” de Estados Unidos con China por una “competencia estratégica”.
Es más, hace un año las economías y los mercados de Estados Unidos, Europa y China bramaban. Ahora, hay una profunda inestabilidad en los mercados financieros, el crecimiento se desacelera en China y Europa y las tasas de interés más altas ya están empezando a tener efecto en Estados Unidos. La incertidumbre por el futuro de las negociaciones nucleares con Corea del Norte también está ensombreciendo el panorama.
¿Cuáles son las perspectivas, entonces, para las relaciones de Estados Unidos y China en 2019? Es probable que para marzo haya un acuerdo en cuanto a la reducción del déficit comercial bilateral y las decisiones en materia de importación que tomará China para llevarlo a cabo. Un acuerdo sobre reducciones arancelarias para entonces también es posible, aunque su complejidad puede extender el cronograma. Una estrategia donde se analice arancel por arancel podría llevar un año. Pero si los reformistas económicos chinos adoptan una estrategia más drástica, comprometiéndose a aranceles cero con el tiempo y desafiando a los norteamericanos a corresponder, podría concluirse más rápidamente. Pero esto iría en contra de décadas de entrenamiento de los burócratas comerciales chinos de ofrecer poco, y mucho menos ser vistos como que dan todo de una vez.