theresa may Matt Cardy/Getty Images

Una estrategia Brexit para un gobierno británico débil

OXFORD – Mientras la primera ministra Theresa May busca integrar un nuevo gobierno, luego de una elección en la cual su Partido Conservador perdió la mayoría parlamentaria, sabe que, en cuestión de días, también tendrá que enfrascarse en el meollo de negociar la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea. Los preparativos para las negociaciones por el Brexit están en marcha desde hace un tiempo, pero hasta el momento se han visto afectados por tres errores de negociación elementales, y ahora deben lidiar con el hecho de que el mandato para actuar del gobierno británico ha resultado seriamente deteriorado.

El primer error clásico que se cometió hasta aquí fue que el gobierno británico imaginara que iba camino a una batalla. Según este punto de vista, los negociadores deben ocultar sus verdaderos planes o intenciones, mientras se esfuerzan por conseguir una posición dominante y, finalmente, vencer a sus enemigos. Si a esto se suma una cuota de engaño elaborado, es como si nos estuviéramos preparando para los desembarcos del Día D en Normandía.

Pero el Brexit no es el Día D. Lejos de intentar derrotar a sus enemigos, el Reino Unido está intentando preservar relaciones mutuamente benéficas con países de los cuales no se puede distanciar geográficamente -y de los cuales no puede darse el lujo de distanciarse como sea-. No debería mantener sus planes en secreto, como ha hecho hasta ahora, y por cierto no debería involucrarse en una política arriesgada, como la ejemplificada por el grito de batalla de May de que "ningún acuerdo es mejor que un mal acuerdo".

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