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Qué enseña la huelga de las automotrices respecto del cambio climático

NUEVA YORK – La primerísima huelga del sindicato United Auto Workers contra las «tres grandes» (General Motors, Ford y Stellantis, propietaria de Chrysler) resalta la necesidad de alinear la acción climática, el crecimiento económico y los derechos de los trabajadores. Las políticas públicas tendientes a aumentar la producción de vehículos eléctricos y sus ventas pueden movilizar la innovación y la inversión del sector privado en modos que beneficien a los trabajadores. Pero para hacer realidad ese potencial hay que reconsiderar el papel del Estado y de los trabajadores como impulsores de cambios económicos positivos a gran escala.

UAW dejó en claro que no se opone a la transición a una economía descarbonizada, pero insiste en que el cambio debe incluir la creación o preservación de empleos de calidad. De esto se desprende que si la «transición verde» no produce justicia laboral y económica plena, no tendrá suficiente apoyo político y fracasará al empezar. Y no nos engañemos: sólo el Estado tiene la capacidad de impulsar esta transformación económica y asegurar que mejore las vidas de los trabajadores. He aquí lo que debe hacer.

En primer lugar, el Estado puede y debe hacer más en el sentido de fijar una dirección general para la inversión, la innovación y el crecimiento. Estableciendo objetivos o «misiones» audaces en materia climática, con metas ambiciosas y medibles, el Estado puede movilizar la inversión pública y privada y alentar la innovación multisectorial.

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