La ruta de Turquía a Europa por el Medio Oriente

ESTAMBUL—Hace apenas unos años, Europa era el punto más importante en la agenda de Turquía. El gobierno recientemente electo de Recep Tayyip Erdoğan había emprendido una serie de reformas ambiciosas para cumplir los criterios de membresía de la Unión Europea. A finales de 2004, la UE decidió iniciar pláticas de adhesión.

Pero la euforia pro-europea duró poco: para todo efecto práctico, las negociaciones de adhesión están empantanadas en este momento. El euroescepticismo en Turquía está en su nivel más alto, alimentado por la retórica de ciertos líderes europeos que se oponen al ingreso del país y por el propio fracaso de la UE para disipar las dudas sobre la viabilidad de la futura membresía de Turquía. El apoyo interno a la adhesión a la UE era de 70% al empezar las negociaciones, pero ahora se acerca más al 40%.

El gobierno de Turquía también ha perdido el apetito por las reformas relacionadas con la UE, lo que no debe sorprender. Durante más de dos años, la Comisión Europea no ha encontrado muchas cosas positivas que decir en sus informes anuales sobre el progreso de la reforma política.

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