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La guerra a Huawei

NUEVA YORK – El arresto de Meng Wanzhou, directora financiera de Huawei, es una peligrosa jugada del gobierno del presidente estadounidense Donald Trump en su creciente conflicto con China. Si (como supuestamente dijo Mark Twain) muchas veces la historia rima, nuestra era recuerda cada vez más al período anterior a 1914. Igual que las grandes potencias europeas de entonces, Estados Unidos, gobernado por una administración decidida a afirmar el dominio estadounidense sobre China, está empujando al mundo hacia un desastre.

El contexto del arresto es sumamente importante. Estados Unidos pidió a Canadá arrestar a Meng en el aeropuerto de Vancouver, donde se hallaba en ruta a México desde Hong Kong, y extraditarla a Estados Unidos. Esa jugada es casi una declaración de guerra de Estados Unidos contra la comunidad empresarial china. Casi sin precedentes, expone a los empresarios estadounidenses que viajan al extranjero a un riesgo mucho mayor de que otros países tomen con ellos medidas similares.

No es común que Estados Unidos arreste a altos directivos de empresas (estadounidenses o extranjeros) por delitos presuntamente cometidos por las compañías a las que pertenecen; sí lo es que sean arrestados por presuntos delitos personales (como malversación, soborno o violencia). Es verdad que los directivos deberían ser responsables (incluso penalmente) de las transgresiones de sus empresas, pero comenzar esta práctica con una importante empresaria china, en vez de empezar con los numerosos directores ejecutivos y financieros estadounidenses culpables de actos de esa naturaleza, es una sorprendente provocación contra el gobierno, la comunidad empresarial y el pueblo de China.

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