BERLIN – El presidente estadounidense Donald Trump iba en serio sobre lo de reflejar su desprecio por el sistema internacional en políticas concretas. Su decisión de imponer $50 mil millones en gravámenes punitivos a la importación de muchos bienes chinos podría afectar seriamente el comercio global. Y si bien hizo una exención a último minuto para los productos de la UE, todavía puede que Europa acabe en la línea de fuego.
Está claro que el enfoque de “Estados Unidos primero” no dejará intacto el orden internacional basado en reglas. Estados Unidos desarrolló el orden de posguerra y por décadas ha hecho valer sus reglas. Pero ya no es el caso. Las medidas recientes de Trump no giran solamente en torno al comercio, sino del abandono de EE.UU. de la Pax Americana misma.
Pocos países están más conectados al orden de posguerra que Alemania, que (al igual que Japón) debe su resurgimiento económico tras 1945 al sistema de comercio basado en reglas. La economía germana depende fuertemente de las exportaciones, lo que significa que es muy vulnerable a las barreras de comercio y los gravámenes punitivos que impongan los socios comerciales importantes.
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Like Vladimir Putin, China's leader is so steeped in a narrative of victimhood and fearful of appearing weak that it is hard to imagine him ever leading China out of the mess he has created. He could well be remembered as the leader who squandered history's most remarkable economic success story.
about the country's increasingly worrisome trajectory, both at home and abroad.
Artificial IdiocyFrank Rumpenhorst/picture alliance via Getty Images
Following the latest banking crisis, monetary authorities should seriously consider how modern digital technologies could be used to avert such problems in the future. A central bank digital currency would both eliminate many barriers to financial transactions and end the risk of bank runs once and for all.
explains how central bank digital currencies would end bank runs and banks' excessive risk-taking.
BERLIN – El presidente estadounidense Donald Trump iba en serio sobre lo de reflejar su desprecio por el sistema internacional en políticas concretas. Su decisión de imponer $50 mil millones en gravámenes punitivos a la importación de muchos bienes chinos podría afectar seriamente el comercio global. Y si bien hizo una exención a último minuto para los productos de la UE, todavía puede que Europa acabe en la línea de fuego.
Está claro que el enfoque de “Estados Unidos primero” no dejará intacto el orden internacional basado en reglas. Estados Unidos desarrolló el orden de posguerra y por décadas ha hecho valer sus reglas. Pero ya no es el caso. Las medidas recientes de Trump no giran solamente en torno al comercio, sino del abandono de EE.UU. de la Pax Americana misma.
Pocos países están más conectados al orden de posguerra que Alemania, que (al igual que Japón) debe su resurgimiento económico tras 1945 al sistema de comercio basado en reglas. La economía germana depende fuertemente de las exportaciones, lo que significa que es muy vulnerable a las barreras de comercio y los gravámenes punitivos que impongan los socios comerciales importantes.
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