Donald Trump press conference Anadolu Agency

¿Trump, el presidente de la guerra?

NUEVA YORK – Nada parecía estar saliéndole bien a Donald Trump en las primeras 11 semanas de su presidencia. Las cortes federales bloquearon sus intentos de prohibirles el ingreso a Estados Unidos a ciudadanos de seis países de mayoría musulmana. No logró derogar la legislación de atención médica rubricada por el ex presidente Barack Obama ("Obamacare"), porque los llamados moderados en el Partido Republicano pensaron que el reemplazo que él propuso era demasiado duro, y los extremistas creyeron que no lo era lo suficiente.

Es más, el asesor de seguridad nacional de Trump, el general Michael Flynn, tuvo que renunciar por acuerdos sospechosos con los rusos y miembros de su círculo íntimo en la Casa Blanca se están peleando como perros y gatos. El New York Times y el Washington Post han acusado a Trump de mentiroso. Sus índices de aprobación estaban cayendo al 35%, el porcentaje más bajo que haya tenido alguna vez un presidente nuevo.

Entonces, aparentemente de improviso, Trump ordenó un ataque con 59 misiles Tomahawk a una base aérea siria. Después de años de tortura y bombardeos horrendos por parte de las fuerzas del presidente sirio, Bashar al-Assad, después de negarse obstinadamente a permitir que los sirios escaparan de la carnicería y buscaran refugio en Estados Unidos y después de dejar en claro la mismísima semana pasada que Estados Unidos no haría nada para derrocar a Assad, Trump vio fotos de niños echando espuma por la boca después de otro ataque con gases químicos y cambió de opinión.

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