benami171_FADEL SENNAAFP via Getty Images_us western sahara Fadel Senna/AFP via Getty Images

El final de la diplomacia liberal

TEL AVIV – El 11 de diciembre, el entonces presidente Donald Trump proclamó que Estados Unidos iba a reconocer la soberanía de Marruecos sobre el disputado Sahara Occidental (una evidente recompensa por la decisión marroquí de establecer relaciones diplomáticas con Israel). La medida fue denunciada de inmediato como una violación palmaria de normas diplomáticas. Pero con su manera simplista de encarar conflictos prolongados, Trump puso en evidencia, sin proponérselo, que el emperador (el modelo diplomático habitual) está desnudo.

Es verdad que Trump también salió a la escena internacional sin ropa, como cuando afirmó que había logrado un importante avance con Corea del Norte o proclamó la inverosímil «propuesta de paz» de su gobierno para Medio Oriente. Pero ninguno de los dirigentes (en Estados Unidos y en otros países) que lo intentaron antes pudo resolver estos conflictos, por más que hayan adherido a las normas sagradas de la diplomacia.

Esas normas son inseparables del orden mundial liberal surgido después de la Segunda Guerra Mundial. Un ejemplo de la diplomacia liberal es la doctrina de «responsabilidad de proteger», aprobada en forma unánime por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2005, por la que el mundo se compromete a proteger a las poblaciones contra genocidios, crímenes de guerra, limpiezas étnicas y crímenes contra la humanidad.

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