US President-elect Joe Biden may have promised a “return to normalcy,” but the truth is that there is no going back. The world is changing in fundamental ways, and the actions the world takes in the next few years will be critical to lay the groundwork for a sustainable, secure, and prosperous future.
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NUEVA YORK – El presidente estadounidense Donald Trump ha basado su política exterior en una serie de duros bloqueos económicos, pensados para intimidar, presionar e incluso hambrear al país objetivo, y así obligarlo a someterse a las demandas de Estados Unidos. Si bien la práctica es menos violenta que un ataque militar, y se efectúa con medios financieros en vez de navales, las consecuencias para las poblaciones civiles suelen ser terribles. Por eso es necesario someter los bloqueos económicos estadounidenses al escrutinio del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas conforme al derecho internacional y a la Carta de la ONU.
Durante la campaña electoral de 2016, Trump criticó la frecuente apelación estadounidense a la guerra en Medio Oriente. Entre 1990 y 2016, Estados Unidos inició dos grandes guerras con Irak (1990 y 2003) y otras en Afganistán (2001), Libia (2011) y Siria (2012). También participó en muchas intervenciones militares de menor escala (en Mali, Somalia y Yemen, entre otros países). El conflicto en Siria suele describirse como una guerra civil, pero en realidad fue una guerra de cambio de régimen liderada por Estados Unidos y Arabia Saudita, bajo una directiva presidencial estadounidense llamada Timber Sycamore.
Con ninguna de estas guerras dirigidas por Estados Unidos (y otras en la historia reciente) se obtuvo el resultado político buscado, y los conflictos más importantes fueron seguidos por violencia e inestabilidad crónicas. El intento de sacar a Bashar al-Assad del poder por la fuerza en Siria llevó a una guerra por intermediarios (con participación de Estados Unidos, Siria, Rusia, Arabia Saudita, Qatar, Irán, Turquía, Israel y los Emiratos Árabes Unidos) que provocó el desplazamiento de más de diez millones de sirios y cerca de medio millón de muertes violentas.
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