buruma168_SAUL LOEBAFP via Getty Images_ Saul Loeb/AFP via Getty Images

¿Quién es Estados Unidos?

NUEVA YORK – ¿Cuáles son las razones de que un presidente estadounidense que está en las últimas semanas de su administración acelere la ejecución de prisioneros federales y, además, da el perdón presidencial a cuatro mercenarios estadounidenses que asesinaron a 14 civiles iraquíes a sangre fría? El gobierno federal ha matado a 10 personas este año, más ejecuciones judiciales que todo el resto de los estados de la unión combinados. Hay tres otras ejecuciones programadas antes de que Donald Trump abandone el cargo el mes próximo: una por un asesinato cometido cuando el condenado apenas tenía 18 años y otra en que el gobierno federal ejecutará a una mujer por primera vez en 70 años.

La sed de ejecuciones de la administración Trump va contra todas las tendencias y normas recientes, que han reducido las ejecuciones hasta casi eliminarlas. Y la frenética actividad en el corredor de la muerte prosigue a pesar de que la administración en sus últimos estertores hace poco más, aparte de cuestionar airadamente los resultados electorales. Es el Presidente electo Joe Biden, y no Donald Trump, el que está intentando hablar con sensatez acerca de la crisis del COVID-19 en EE.UU.

¿Es la sed de sangre un arranque de despecho por perder las elecciones? ¿O es solo maldad personal? ¿O es simbólica, un gesto brutal de “ley y orden” para dejar a Biden como un blandengue si cumple la promesa de abolir la pena de muerte?

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