US President-elect Joe Biden may have promised a “return to normalcy,” but the truth is that there is no going back. The world is changing in fundamental ways, and the actions the world takes in the next few years will be critical to lay the groundwork for a sustainable, secure, and prosperous future.
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BRUSELAS – Bajo el liderazgo del presidente Donald Trump, Estados Unidos tomó otro paso importante hacia el establecimiento de un Estado forajido el 1 de junio, fecha en la que el país se retiró del acuerdo climático de París. Durante años, Trump ha contemplado una extraña teoría conspirativa según la cual, en palabras de Trump expresadas en el año 2012: “el concepto del calentamiento global fue inventado por y para los chinos para lograr que la industria norteamericana dejara de ser competitiva”. Sin embargo, esa no fue la razón por la que Trump promovió la retirada de Estados Unidos del acuerdo de París. En vez de aquello, él alegó que el acuerdo era malo para Estados Unidos e implícitamente injusto para dicho país.
Aunque la justicia, como la belleza, está en el ojo del espectador, la afirmación de Trump es difícil de justificar. Por el contrario, el acuerdo de París es muy bueno para Estados Unidos, y Estados Unidos continúa imponiendo una carga injusta a los demás países.
Históricamente, Estados Unidos ha contribuido desproporcionadamente a la creciente concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, y entre los países grandes sigue siendo, de lejos, el mayor emisor per cápita de dióxido de carbono – contribuyendo en más de dos veces la tasa de China y casi 2,5 veces más que Europa en el año 2013 (el último año en el que el Banco Mundial presentó información completa). Con sus altos ingresos, Estados Unidos está en una mejor situación para adaptarse a los retos que plantea el cambio climático en comparación con países pobres como India y China, sin llegar ni siquiera a mencionar a algún país de bajos ingresos en África.
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