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Una semana movidita para la presidencia de Trump

WASHINGTON, DC – A estas alturas uno casi podría sentir pena por Donald Trump. Si bien ese “casi” es un abismo demasiado ancho para que lo crucen sus opositores, puede decirse que lo que va de febrero ha sido cruel con el presidente de los Estados Unidos (aunque él, claro, no es una víctima inocente).

Durante la primera semana entera del mes, la Casa Blanca de Trump enfrentó más problemas de los que acaecen a la mayoría de las presidencias en un par de meses, o más. El índice Dow Jones tuvo dos caídas de 1000 puntos, que borraron todas las ganancias acumuladas por el período alcista desde el principio del año. Nadie sabía cuándo volverían a estabilizarse los mercados, o si las tan publicitadas rebajas impositivas de Trump (entre otras medidas) estarían alimentando temores de sobrecalentamiento económico y subas de intereses.

Trump se lo puso más difícil, al hacer aquello que sus predecesores en la Oficina Oval tuvieron el tino de evitar: se atribuyó una y otra vez el mérito por la suba de la bolsa. El presunto gran hombre de negocios se olvidó de que todo lo que sube en algún momento tiene que bajar.

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