A student sits in a cafe during a protest Pablo Blazquez Dominguez/Getty Images

Las raíces del tribalismo occidental

ABU DHABI – En la novela de Hermann Hesse Viaje a Oriente, el personaje H. H., novicio en un grupo religioso llamado “El Círculo”, describe una figurilla que lo representa unido al líder de aquel grupo, Leo. “Con el tiempo, toda la sustancia de mi cuerpo fluiría hacia el de Leo, y sólo sobreviviría uno de los dos: Leo. Él crecería, yo sucumbiría” [traducción de Víctor Scholz].

Este pasaje de Hesse habla del sacrificio del yo individual en aras de una causa más grande. Pero también habla sobre el modo en que la gente crea a sus héroes. Trátese de Vladimir Lenin, el Che Guevara, Ruhollah Khomeini, Hugo Chávez o incluso Donald Trump, ser un “héroe” está en los ojos de quien lo mira. El héroe es un reflejo idealizado del yo. Y como está implícito en la descripción de Hesse, la imagen heroica también se alimenta de ese yo, hasta el punto que este debe desaparecer.

El tribalismo es central en este proceso. La humanidad tiene un profundo anhelo de un sentido de pertenencia y liderazgo; esto lleva naturalmente a los seres humanos a formar grupos con líderes establecidos. Algunos grupos son manifestaciones positivas de colaboración y solidaridad entre individuos. Pero los grupos que se basan en una ideología o una tribu particular pueden volverse discriminatorios y opresivos hacia el exterior, especialmente si los dirige un líder dominante y carismático.

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