Atrapados en la Política de Derecha

LONDRES: A juzgar por el resultado, las elecciones generales en Gran Bretaña no fueron emocionantes ni sorpresivas. A lo largo de sus cuatro años en el poder el gobierno de Tony Blair y su New Labour (nuevo partido del trabajo) disfrutaron de una larga y estable ventaja en las encuestas de opinión. Cuando Blair convocó a elecciones se dió por hecho que se alcanzaría la victoria. Pero las elecciones fueron reveladoras, no sólo en relación a los problemas políticos británicos sino también a situaciones similares en los sistemas políticos de occidente.

Desde el punto de vista del New Labour estas segundas elecciones fueron una prueba de su credibilidad como partido normal en el gobierno. Por casi 80 años fue la principal alternativa política frente al Partido Conservador, o Tories, y en diversas elecciones generales lo venció. Sin embargo, al parecer era más normal que los conservadores estuvieran en el gobierno. La calidad de excluído del Labour era acentuada por el hecho de que nunca fue elegido para dos periodos consecutivos.

Hasta ahora. El Labour tuvo éxito porque Tony Blair se deshizo de sus atrincherados dogmas de izquierda. Las panaceas socialistas tradicionales, como la nacionalización, el control de precios y el gobierno excesivo, habían fallado en el pasado y no podía esperarse que tuvieran éxito en el futuro, por lo que no podían tener ninguna credibilidad para los votantes. Así, Blair decidió que el New Labour no sólo aceptaría sino que adoptaría los principios de las fuerzas de mercado.

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