emmanuel1_KOLASULAIMONAFPGettyImages_womanprotestfreewomensign Kola Sulaimon/AFP/Getty Images

El ponzoñoso patriarcado de Nigeria

IBADÁN, NIGERIA – Casi todos los países cuentan con alguna manera de alcanzar la igualdad de género y empoderar a todas sus mujeres y niñas para 2030, en línea con el Objetivo 5 de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Pero para un país como Nigeria, donde una masculinidad tóxica permea la política, la economía y la sociedad, el reto es particularmente grande.

La masculinidad tóxica describe la adherencia a conductas “varoniles”, como la supresión de las emociones (las que sean distintas a, digamos, la rabia) y la afirmación del dominio sobre los demás. Estas normas afectan a los hombres socializados para ajustarse a ellas, al impedirles explorar el espectro completo de las emociones, conductas e identidades humanas. Pero son las mujeres las que más sufren: su rol subordinado y sumiso limita gravemente sus oportunidades y las deja en una posición de alta vulnerabilidad a la violencia.

No debería sorprender que el hecho de que quienes nunca fueron educados para manejar sus emociones y disfrutan de un poder desproporcionado en lo cultural, legal y físico, suelan descargar sus frustraciones en los más desvalidos. Por ejemplo, no hace mucho tiempo una mujer en Gboko, en el estado de Benue, ubicado en la región centro-norte de Nigeria, fue asesinada por su marido que, en estado de ebriedad, decidió que le había sido infiel. Algunos de los factores que lo llevaron a tal decisión fueron que su mujer había llegado tarde del trabajo y se había mudado desde el hogar familiar al de su hermana. Parece ser que la autoestima del marido estaba dañada tras quedar sin empleo, ya que suponía que debía ser el proveedor y jefe del hogar. Así que, cuando sintió que su esposa amenazaba su “honor”, hizo lo que “se supone” que los hombres tienen que hacer: le “enseñó una lección” apaleándola sin piedad por horas y en público hace tres años.

https://prosyn.org/fAOsaOBes