austerity woman sitting on street Christopher Furlong/Getty Images

Las tres tribus de la austeridad

ATENAS – Ninguna política es tan contraproducente en épocas de recesión como tratar de obtener superávit fiscal con el objetivo de contener la deuda pública; es decir, las políticas de austeridad. Mientras se acerca el décimo aniversario del derrumbe de Lehman Brothers, cabe preguntarnos por qué la austeridad despertó tanto entusiasmo en las élites políticas de Occidente después de la implosión del sector financiero en 2008.

El argumento económico contra la austeridad es claro y contundente: una desaceleración económica, por definición, implica reducción del gasto del sector privado. Cuando en respuesta a la caída de la recaudación tributaria un gobierno recorta el gasto público, deprime sin darse cuenta el producto nacional (que es la suma del gasto privado y público) e inevitablemente, sus propios ingresos. De tal modo, dificulta el objetivo original de reducir el déficit.

Es evidente entonces que debe haber otra motivación, no económica, para defender la austeridad. En la práctica, los partidarios de la austeridad se dividen en tres tribus bastante diferentes, cada una de las cuales tiene motivos propios para promoverla.

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