El camino por recorrer en el Medio Oriente

Durante estos tiempos difíciles para las relaciones entre israelíes y palestinos, es vital dar pasos positivos y movilizar a la buena voluntad internacional. Para un número importante tanto de palestinos como de israelíes, el uso de la fuerza ha llegado a representar la única opción imaginable. La sociedad palestina no puede tener muchas esperanzas para el plazo inmediato así que ¿qué más hay que perder? No obstante, resulta igual de claro que la utilización de medidas extremas por cualquiera de los dos bandos conducirá, con seguridad, a enfrentamientos peores y más grandes.

En lugar de resignarnos a que vengan más años de odio y desdicha, es urgente reconstruir las bases para la paz en el futuro antes de que desaparezcan todas las estructuras civilizadas. La prioridad en la mente de todos es el conflicto actual, pero hasta que el bienestar del ser humano se convierta en la prioridad universal, los conflictos seguirán dominando las relaciones interpersonales e internacionales.

Quienes quieran contribuir a la reducción de las tensiones, deben identificar y promover los puntos de arranque para que los encargados de construir la paz encuentren temas en común. El apoyo político y de los medios se debe de centrar en los programas que funcionan en el terreno, como los que describen las organizaciones humanitarias y no gubernamentales, y no en agendas religiosas. Se debe dar prioridad a los proyectos que impulsen la cooperación entre religiones distintas, entre escuelas distintas de la misma fe y entre grupos religiosos y seculares.

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