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La pobreza del estímulo

PASADENA, CALIFORNIA – La mayoría de los economistas piensan que las disrupciones macroeconómicas, como la recesión actual, se pueden entender en términos de indicadores agregados como el empleo total, el nivel de precios y la oferta monetaria. Pero esta visión es engañosa, particularmente en la situación económica actual. Peor aún, nos conduce erróneamente a políticas económicas contraproducentes.

Como explicó el economista Fischer Black, una economía armoniza los deseos de la población con los recursos y la tecnología de producción disponibles. Cuando una economía opera eficientemente, las expectativas en términos generales se cumplen; los deseos, los recursos y la tecnología de producción están bien equiparados; y la gente está razonablemente satisfecha con sus planes, relaciones y contratos.

Pero si el mundo evoluciona en una dirección marcadamente imprevista, los planes, relaciones y contratos existentes de la gente requieren una revisión. La armonización existente entre deseos, recursos y tecnología de producción se deteriora. Mientras esta revisión ocurre, se desvían recursos de la producción, lo cual es menos eficiente y está menos equiparado con los deseos de los consumidores y resulta en una reducción del valor de producción –una recesión.

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