BERKELEY – Nadie pone en entredicho la utilidad de las “bajas” finanzas: la capacidad para usar cheques, billetes de banco y tarjetas de crédito, en lugar de tener que cargar con baúles de plata, balanzas y reactivos para comprobar su pureza y necesitar guardas armados a fin de proteger la plata y más guardas para vigilar a los anteriores, presenta eficiencias evidentes, como también la capacidad de las familias para recibir préstamos y prestar a fin de no verse obligadas a igualar los ingresos con los gastos todos los días, las semanas, los meses o los años.
Pero, ¿para qué sirven las “altas” finanzas?
Según la descripción tradicional de los economistas, las altas finanzas nos brindan tres tipos de utilidades. En primer lugar, permiten a muchos ahorradores aunar su riqueza para financiar grandes empresas que pueden lograr las eficiencias de escala que hace posibles la moderna industria con gran densidad de capital.
BERKELEY – Nadie pone en entredicho la utilidad de las “bajas” finanzas: la capacidad para usar cheques, billetes de banco y tarjetas de crédito, en lugar de tener que cargar con baúles de plata, balanzas y reactivos para comprobar su pureza y necesitar guardas armados a fin de proteger la plata y más guardas para vigilar a los anteriores, presenta eficiencias evidentes, como también la capacidad de las familias para recibir préstamos y prestar a fin de no verse obligadas a igualar los ingresos con los gastos todos los días, las semanas, los meses o los años.
Pero, ¿para qué sirven las “altas” finanzas?
Según la descripción tradicional de los economistas, las altas finanzas nos brindan tres tipos de utilidades. En primer lugar, permiten a muchos ahorradores aunar su riqueza para financiar grandes empresas que pueden lograr las eficiencias de escala que hace posibles la moderna industria con gran densidad de capital.