pa2599c.jpg Paul Lachine

El riesgo de quedarse con la segunda mejor opción

NEWPORT BEACH – Este mes se celebrarán en Washington (DC) reuniones internacionales en las que se discutirán dos asuntos de fundamental importancia, y la comunidad internacional se arriesga a contentarse en ambos con la segunda mejor opción: esos asuntos son la crisis de deuda europea (que, a pesar de estar ahora un tanto desactivada, aún no ha terminado) y la elección del próximo presidente del Banco Mundial. Todavía hay tiempo para cambiar el rumbo, pero para ello será necesario que Estados Unidos y los gobiernos europeos no caigan otra vez en una costumbre dañina que tienen, y que los países emergentes respondan con eficacia a ciertas iniciativas recientes.

Hace pocos días, los líderes europeos (entre ellos el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi) declararon que la peor parte de la crisis de la eurozona quedó atrás. Otros, como el ministro de finanzas francés, François Baroin, fueron incluso más allá al proclamar que Europa “ya hizo su parte” y que ahora es tiempo de que otros países hagan lo suyo.

A nadie deberían sorprender estos anuncios. Tras una larga zona de turbulencia, la eurozona atraviesa ahora un período de relativa calma. Las valientes medidas de reforma implementadas por Mario Monti, el tecnocrático primer ministro de Italia, calmaron de inmediato el temor a que los problemas de Grecia pudieran empujar a la insolvencia a otros países europeos mucho más grandes y difíciles de rescatar. El consiguiente impacto positivo sobre el humor de los mercados se reforzó con la decisión tomada por Europa la semana pasada en el sentido de apuntalar sus defensas financieras internas.

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