El gran cortafuegos de China

El gran ensayista chino Lu Xun, que escribía en Shangai en el decenio de 1930, observó en cierta ocasión: "En la actualidad hay toda clase de semanarios. Aunque su distribución no es muy extensa, brillan en la obscuridad como dagas y hacen saber a sus camaradas quién ataca los fuertes castillos antiguos". En la primera mitad del siglo pasado los periódicos especializados en la investigación de escándalos jugaron al gato y al ratón con los censores del gobierno chino y en última instancia contribuyeron a sacar a la luz la corrupción y la bancarrota moral del gobierno nacionalista (KMT) y a la victoria comunista en 1949.

Si eso nos parece algo ya sabido, es porque el Partido Comunista chino nunca olvida su historia... y está decidido a impedir que se repita. Así, el pasado mes de diciembre los gobernantes de China actuaron como cabía esperar, cuando reprimieron enérgicamente a organizaciones informativas que estaban adoptando una actitud demasiado osada. El director y los directores adjuntos de Beijing News, periódico relativamente nuevo con fama nacional de sacar a la luz la corrupción y los abusos oficiales, fueron despedidos. En señal de protesta, más de 100 miembros del personal del periódico dimitieron.

La mayoría de los chinos no se habrían enterado de esa dimisión de no haber sido por las bitácoras chinas en Internet. Un ayudante de dirección del New York Times, Zhao Jing, que escribe con el seudónimo de Michael Anti, dio la noticia en su bitácora en chino, que cuenta con gran número de lectores. Reveló detalles de la política entre bastidores y pidió un boicot público del periódico, con lo que suscitó una gran solidaridad pública con los periodistas, expresada en foros y bitácoras en Internet.

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