7d9a530446f86f380e7fb327_ms7841c.jpg

El gran Tea Party norteamericano

NUEVA YORK – ¿Quiénes eran esos norteamericanos que agitaban banderas, vitoreaban, gritaban, cantaban y rezaban que se reunieron en Washington DC el último sábado de agosto en una concentración para “restablecer el honor” de Estados Unidos? Esta juerga de patriotismo libre de impuestos fue ostensiblemente no partidaria (de lo contrario, no podría haber sido libre de impuestos). El principal organizador y orador fue Glenn Beck, el presentador de radio y televisión populista de derecha, que prometió restaurar no sólo el honor de la nación, sino también los “valores norteamericanos”.

La otra estrella fue Sarah Palin, la querida de las multitudes populistas del Tea Party, que comenzó por rendirle respeto a Martin Luther King Jr. Porque fue ahí, en ese mismo lugar y en esa misma fecha, que él pronunció su discurso “Tengo un sueño” en 1963. A continuación, Palin rápidamente pasó a dar un extenso discurso celebratorio sobre el heroísmo de los soldados estadounidenses que “pelean por la libertad” en el extranjero.

Pareció una transición extraña –y, para muchos, ofensiva: de la gran petición de King por los derechos civiles a los clichés sentimentales de Palin sobre el ejército. Pero no fue lo único extraño sobre este evento, al igual que sobre todo el movimiento Tea Party en sí mismo. Este último brote de populismo norteamericano está financiado por algunos hombres extremadamente ricos, entre ellos un par de multimillonarios petroleros llamados David y Charles Koch, que están a favor de recortar los impuestos para los súper ricos y abolir los subsidios del gobierno para los pobres, como la Seguridad Social o el plan de atención médica del presidente Barack Obama.   

https://prosyn.org/EaRAxIXes