El mundo después de noviembre

MADRID – El 6 de noviembre, uno de los dos candidatos –Barack Obama o Mitt Romney– será el vencedor después de una carrera electoral agotadora, lo que pondrá en marcha el mandato para los cuatro próximos años. Al otro lado del océano, el 8 de noviembre, más de 2.000 miembros del Partido Comunista Chino (PCC) se reunirán en Beijing. Una semana después, aproximadamente, los miembros del Comité Permanente del Politburó desfilarán por orden jerárquico, preparados para hacerse cargo de un país de 1.300 millones de personas.

Los dirigentes de las dos grandes economías del mundo están cambiando y el mundo también. Oriente Medio, en particular, está experimentando un momento de intensa transformación. Aunque en algunas partes de la región se está iniciando la reconstrucción –en sentido tanto literal como figurado–, países como Siria son pasto de las llamas. Otros –como, por ejemplo, el Irán, con su moribunda revolución– nunca han cesado de alborotar. En medio de una economía que se desmorona, este país sigue siendo beligerante por mediación de su agente libanés, Hezbolá, para lograr lanzar al menos un vuelo de avión no tripulado por encima de Israel e iniciar, al parecer, ciberataques recientes.

A consecuencia de ello, las relaciones entre los protagonistas regionales siguen siendo tensas. Después de su discurso en las Naciones Unidas en el que hizo un llamamiento en pro de una “línea roja” contra el programa nuclear iraní en la primavera o el verano de 2013, el Primer Ministro israelí, Benyamin Netanyahu, convocó elecciones generales anticipadas, que podrían brindarle un mandato sólido para actuar contra el Irán. Entretanto, Egipto está consiguiendo su propio equilibrio, tanto interiormente, al formular una nueva Constitución, como en materia de política exterior.

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