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La mitad olvidada del cielo africano

NAIROBI – En Kenia, mi país natal, hay un refrán popular que dice que, cuando dos elefantes pelean, el que sufre es el pasto. En ninguna otra parte eso es más evidente que en los numerosos conflictos de los que África ha sido testigo en los últimos 50 años.

En la República Democrática de Congo, bandas merodeadoras que pretenden ser combatientes por la libertad, y los ejércitos del gobierno con los que pelean, durante décadas utilizaron la violación como un arma contra mujeres indefensas. Tras el fin del genocidio de Ruanda, las mujeres del país fueron las que tuvieron que soportar la pesada carga de reconstruir una sociedad devastada.

Sin embargo, cuando se trata de los esfuerzos por evitar este tipo de crisis, a las mujeres africanas muchas veces las dejan afuera. Consideremos los actuales esfuerzos de la Unión Africana por encontrar una solución al atolladero político postelectoral en Costa de Marfil. De los cinco líderes africanos elegidos en la cumbre de la UA en Addis Ababa, Etiopía, para coordinar las negociaciones, ninguno era una mujer.

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