El giro de la UE en Afganistán

Se está acabando el tiempo para tener éxito en Afganistán. La cumbre de la OTAN que se llevará a cabo en Riga el 28 y 29 de noviembre puede ser la última oportunidad de sacar al país del despeñadero.

En octubre, la OTAN asumió la responsabilidad de proporcionar seguridad a toda la población de Afganistán. Si bien cerca de 8.000 de los 20.000 soldados estadounidenses desplegados en este país operan de manera independiente, el resto se ha unido a la iniciativa militar más ambiciosa en la historia de la OTAN, la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF).

Cada uno de los 26 aliados de la OTAN posee tropas en Afganistán, así como 11 otros países. Algunos, como Macedonia y Finlandia, pertenecen a la Asociación para la Paz, una iniciativa de la Alianza. Otros, como Australia y Corea del Sur, vienen de más lejos. Soldados de diferentes países se desempeñan casi como una sola unidad con objetivos comunes, métodos similares, equipos compatibles y habilidades complementarias. Medio siglo de colaboración, más una década de adaptación a las nuevas amenazas y exigencias, están rindiendo sus frutos.

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