Se aproxima la era de los intereses

Una golondrina no hace verano, y un mes de crecimiento normal del empleo y los precios en los Estados Unidos no significa que la Reserva Federal ya no esté preocupada por los malestares económicos y la deflación. Pero llegará el día en que las tasas de interés mundiales comiencen a subir, a medida que los banqueros centrales se preparen para resistir la lenta tendencia al alza de la inflación.

Cuando ese día llegue -ya sea el próximo otoño, en 2005 o 2006 o 2007-Estados Unidos y la economía global se enfrentarán a vulnerabilidades financieras producto del éxito que en los últimos tres años ha tenido la estimulación monetaria para detener descensos en la producción y para moderar el desempleo. Las tasas de interés a corto plazo son asombrosamente bajas: de apenas el 2% en la zona del euro, del 1% en los EU y de cero en Japón. La política monetaria expansionista ha sido exitosa, pero sólo en lo que toca a reducir las tasas de interés a niveles históricamente bajos -y a convencer a los inversionistas de que los costos de los créditos se mantendrán a sus niveles actuales durante un largo tiempo.

El principal resultado de los estímulos monetarios ha sido elevar los precios de los activos fijos: cualquier cosa que produzca rendimientos, dividendos o rentas es mucho más atractiva -y por lo mismo, mucho más valiosa en términos de dinero -cuando las tasas de interés son muy bajas y se espera que sigan así. Eso explica las grandes brechas que existen entre los precios actuales de los bienes raíces en los EU, las acciones en Nueva York, Londres y Frankfurt, y los bonos a largo plazo en todas partes, y lo que uno consideraría normalmente que son sus valores fundamentales.

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