ANN ARBOR, MICHIGAN – El Fondo Monetario Internacional de hoy (y en menor medida el Banco Mundial) hace pensar en la descripción que hizo Talleyrand de los reyes Borbones de Francia: no han aprendido nada y no han olvidado nada. En un momento en el que países ricos como Estados Unidos tienen déficit del 12% del PIB debido a la debacle financiera global, el FMI ha estado diciéndole a países como Letonia y Ucrania, que no son responsables de la crisis pero han recurrido al Fondo para que les ayude a combatirla, que deben equilibrar sus presupuestos si quieren asistencia.
Tal hipocresía causaría risa si las condiciones económicas mundiales no fueran tan apremiantes que incluso países que alguna vez juraron que nunca tratarían de nuevo con el FMI han regresado a implorar ayuda. Algunos de los principales economistas argentinos justifican este cambio de actitud con el argumento de que el mundo tiene ahora un “FMI de Obama”, presumiblemente más cordial y sensible a los problemas locales que el "Fondo de Bush". Pero como indican los programas del FMI para Lituania y Ucrania, la diferencia principal puede ser únicamente una sonrisa.
Es cierto que el Director Gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, recientemente hizo un llamado a dar una respuesta fiscal global a la recesión que empeora. Pero, ¿abandonará ahora el Fondo su énfasis de siempre en los recortes gubernamentales, la contracción monetaria y la austeridad general, políticas que –según muchos economistas del desarrollo– son mucho más dañinas que benéficas? ¿Están realmente dispuestos el FMI y el Banco Mundial a reconsiderar sus políticas fallidas?
To continue reading, register now.
Subscribe now for unlimited access to everything PS has to offer.
Richard Haass
explains what caused the Ukraine war, urges the West to scrutinize its economic dependence on China, proposes ways to reverse the dangerous deterioration of democracy in America, and more.
If the US Federal Reserve raises its policy interest rate by as much as is necessary to rein in inflation, it will most likely further depress the market value of the long-duration securities parked on many banks' balance sheets. So be it.
thinks central banks can achieve both, despite the occurrence of a liquidity crisis amid high inflation.
The half-century since the official demise of the Bretton Woods system of fixed exchange rates has shown the benefits of what replaced it. While some may feel nostalgic for the postwar monetary system, its collapse was inevitable, and what looked like failure has given rise to a remarkably resilient regime.
explains why the shift toward exchange-rate flexibility after 1973 was not a policy failure, as many believed.
ANN ARBOR, MICHIGAN – El Fondo Monetario Internacional de hoy (y en menor medida el Banco Mundial) hace pensar en la descripción que hizo Talleyrand de los reyes Borbones de Francia: no han aprendido nada y no han olvidado nada. En un momento en el que países ricos como Estados Unidos tienen déficit del 12% del PIB debido a la debacle financiera global, el FMI ha estado diciéndole a países como Letonia y Ucrania, que no son responsables de la crisis pero han recurrido al Fondo para que les ayude a combatirla, que deben equilibrar sus presupuestos si quieren asistencia.
Tal hipocresía causaría risa si las condiciones económicas mundiales no fueran tan apremiantes que incluso países que alguna vez juraron que nunca tratarían de nuevo con el FMI han regresado a implorar ayuda. Algunos de los principales economistas argentinos justifican este cambio de actitud con el argumento de que el mundo tiene ahora un “FMI de Obama”, presumiblemente más cordial y sensible a los problemas locales que el "Fondo de Bush". Pero como indican los programas del FMI para Lituania y Ucrania, la diferencia principal puede ser únicamente una sonrisa.
Es cierto que el Director Gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, recientemente hizo un llamado a dar una respuesta fiscal global a la recesión que empeora. Pero, ¿abandonará ahora el Fondo su énfasis de siempre en los recortes gubernamentales, la contracción monetaria y la austeridad general, políticas que –según muchos economistas del desarrollo– son mucho más dañinas que benéficas? ¿Están realmente dispuestos el FMI y el Banco Mundial a reconsiderar sus políticas fallidas?
To continue reading, register now.
Subscribe now for unlimited access to everything PS has to offer.
Subscribe
As a registered user, you can enjoy more PS content every month – for free.
Register
Already have an account? Log in