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La prueba de la preparación para una pandemia

BRUSELAS – La pandemia de COVID-19 ha inculcado muchas lecciones duras. Pero lo más importante es que los brotes de enfermedades infecciosas representan un riesgo no sólo para la salud pública sino también para la seguridad global. Al igual que la proliferación nuclear, el terrorismo y el cambio climático, la pandemia del COVID-19 ha demostrado que las pandemias pueden socavar rápidamente la estabilidad social y el bienestar económico.

Este punto puede parecer obvio ahora. Pero antes de la crisis de la COVID-19, las enfermedades infecciosas apenas se registraban en la agenda para la seguridad global. Si van a tener éxito los esfuerzos para cambiar lo antedicho mediante el establecimiento de nuevos mecanismos de financiación y seguimiento destinados a la preparación para hacer frente a las pandemias, las medidas a medias tintas no serán suficientes. Para evitar que se repita la historia, nuestros preparativos deben reflejar la verdadera magnitud del desafío. Debemos reconocer que las pandemias hoy representan una de las mayores (y más probables) amenazas a la seguridad global.

La prevención de futuras pandemias requerirá no sólo el mismo nivel de inversión que otras amenazas a la seguridad global, en las que se gastan rutinariamente miles de millones, sino que también requerirá de una manera completamente diferente de pensar sobre la seguridad global. La pandemia representa una nueva forma de crisis globalizada, causada y exacerbada por la interconexión del mundo moderno.

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