koenig1_OLI SCARFF_AFP_Getty Images OLI SCARFF/AFP/Getty Images

Dejando atrás la Edad Media de los datos

PARÍS – Durante el período de la Alta Edad Media, desde el siglo XI al siglo XIII, los siervos en Francia no tenían derechos de propiedad. Por el contrario, quienes poseían tierras tenían que entregar gran parte de lo que producían al señor feudal local que podía confiscar su tierra al momento de su muerte (“mainmorte”). A cambio, recibían servicios, como protección en caso de conflicto y acceso a un molino o a un horno en el pueblo. Tenían pocas opciones: no cumplir con el trato y, digamos, construir su propio molino habría estado estrictamente prohibido. Este acuerdo dinámico –que continuó hasta la Revolución Francesa, cuando los campesinos obtuvieron plenos derechos de propiedad- se parece mucho a las relaciones de los consumidores con las empresas de Internet hoy.

En esta era de feudalismo digital, tenemos pocas alternativas más que aceptar, con un clic, un conjunto de términos y condiciones incomprensiblemente largo y enrevesado, que nos somete a un monitoreo constante por parte de las plataformas que utilizamos. Las plataformas recogen nuestros datos personales y se los venden a muchos más actores, entre ellos compañías de publicidad que pueden ofrecernos anuncios personalizados.  

Para las empresas de Internet, ésta es una práctica sumamente lucrativa: se espera que el valor de los datos personales de los usuarios alcance el 8% del PIB europeo en 2020. A cambio, las empresas ofrecen “servicios gratuitos”, como las redes sociales, a los siervos digitales que producen los datos.

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