Los años que vivimos tácticamente

MADRID – Vivimos una ilusión. Durante años pensamos que la transición desde la unipolaridad hasta la multipolaridad se llevaría a cabo de manera pacífica, ordenada y estable; esperando que los nuevos actores se adaptaran a los marcos multilaterales existentes de manera natural y armoniosa. Nada más lejos de la realidad: en los años de tránsito hacia la multipolaridad ha crecido la inestabilidad, las tensiones y los motivos de preocupación. Dicho tránsito se ha visto perturbado por la irrupción de la crisis económica, que ha acelerado algunos procesos y retrasado otros, modificando las tendencias preexistentes surgidas como consecuencia de la globalización.

Durante estos últimos años, Occidente se ha dejado llevar por la visión táctica cortoplacista. No hemos sido capaces de articular una estrategia inclusiva que modele y diseñe una manera de entender el mundo, y como consecuencia se presentan muchos de los problemas de hoy. El tacticismo tiene ecos en todos los niveles, desde los gobiernos locales y nacionales hasta las instituciones supranacionales.

Una visión estratégica compartida implica la puesta en común de objetivos y capacidades al servicio de un fin realizable en el largo plazo. Su ausencia ha generado realidades inconexas y desacompasadas que han podido confundir a otros actores. Ha habido, sin embargo, excepciones notables. En los últimos tiempos, tras el cambio de gobierno en Irán, se está avanzando hacia la resolución de la cuestión nuclear. Sea cual sea el resultado final, se ha hecho un esfuerzo por consolidar una visión estratégica constructiva.

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