mfespinosa1_JOHANNES EISELEAFP via Getty Images_covid Johannes Eisele/AFP via Getty Images

Reconstruir mejor con igualdad

QUITO – La pandemia de COVID-19 ha expuesto y, al mismo tiempo,  ha exacerbado las desigualdades. Si los líderes toman en serio la idea de “reconstruir mejor”, las políticas para superar las deficiencias  sistémicas que subyacen a estas desigualdades deben ser el centro de sus agendas. 

Una de esas desigualdades es precisamente  la brecha de género. Desde que comenzó la pandemia, las mujeres han sufrido pérdidas de empleo a un ritmo más alto que los hombres, sobre todo porque están sobrerrepresentadas en muchas de las industrias más afectadas, como el servicio de alimentos y el comercio minorista, y enfrentan niveles más altos de precariedad social e inseguridad alimentaria. La pandemia también aumentará la brecha de género en el impacto de la pobreza extrema. Además, como han señalado pensadoras feministas como Silvia Federici, la carga del trabajo doméstico, ya presente de manera desproporcionada en las mujeres, se volvió mucho mayor durante los confinamientos para frenar la pandemia. Al mismo tiempo, la violencia doméstica contra las mujeres se ha vuelto más grave y  frecuente desde que comenzó la pandemia. 

No es sorprendente que la salud mental de las mujeres haya sufrido también de manera desproporcionada durante el último año. La carga de la pandemia ha sido particularmente pesada para las mujeres, también  sujetas a otras formas de marginación, basadas en raza, edad o estatus migratorio. En términos más generales, la pandemia ha ampliado la división entre ricos y pobres. Un puñado de multimillonarios ha visto cómo su riqueza se disparó durante el último año, mientras que los trabajadores menos calificados se han enfrentado a pérdidas de empleo e ingresos mucho más severos que los trabajadores más calificados. El decil de ingresos más alto, que comprende en gran parte a los trabajadores que han podido trabajar de forma remota durante la pandemia, ha incrementado sus ahorros, mientras que muchos trabajadores despedidos han recurrido al endeudamiento para mantenerse a flote. Esto ha aumentado el número de personas sobreendeudadas o que cuentan con ahorros mínimos. 

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