WASHINGTON, DC – Cierta vez, un periodista preguntó a Harold Macmillan (primer ministro británico entre 1957 y 1963) qué podía sacar de rumbo a su gobierno. Aquel respondió: «¡Los acontecimientos, muchacho, los acontecimientos!» Y tenía razón. Los líderes electos (casi) siempre llegan al poder con grandes planes y promesas, pero terminan viendo su atención distraída por crisis y contingencias que nadie anticipó.
WASHINGTON, DC – Cierta vez, un periodista preguntó a Harold Macmillan (primer ministro británico entre 1957 y 1963) qué podía sacar de rumbo a su gobierno. Aquel respondió: «¡Los acontecimientos, muchacho, los acontecimientos!» Y tenía razón. Los líderes electos (casi) siempre llegan al poder con grandes planes y promesas, pero terminan viendo su atención distraída por crisis y contingencias que nadie anticipó.