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¿Un reinicio del Brexit?

LONDRES – El ex primer ministro británico Boris Johnson ganó la elección general de diciembre de 2019 con la promesa de que tenía un “acuerdo listo para el horno” para “que se lleve a cabo el Brexit”. Pero si bien el Reino Unido, efectivamente, abandonó la Unión Europea en enero de 2020, el acuerdo de Johnson incluía un protocolo profundamente contencioso que regía el estatus comercial especial de Irlanda del Norte. En consecuencia, la exitosa negociación del primer ministro británico, Rishi Sunak, de un acuerdo enmendado con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, es un avance bien recibido que podría marcar un punto de inflexión en las relaciones entre el Reino Unido y la UE.

El Brexit fue un acto irresponsable de auto-sabotaje que no sólo destruyó las relaciones económicas y políticas del Reino Unido con la UE, sino que también planteó una amenaza para la paz frágil en Irlanda del Norte. Recién en 1998 -gracias al Acuerdo del Viernes Santo arbitrado por Estados Unidos-, Irlanda del Norte puso fin a un conflicto violento de tres décadas entre los “unionistas" protestantes, que esencialmente quieren quedarse en el Reino Unido, y los “nacionalistas” católicos, que básicamente quieren ser parte de la República de Irlanda. 

La decisión de Johnson de que el Reino Unido abandonara el mercado único de la UE y la unión aduanera y adoptara sus propias reglas comerciales y regulaciones de productos, y sus propios aranceles de importaciones, exigió que se impusieran barreras aduaneras entre el Reino Unido y la UE. Pero había un consenso generalizado de que imponer una frontera territorial entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda minaría el Acuerdo del Viernes Santo.

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