morawczynski2_Drew AngererGetty Images_uber Drew Angerer/Getty Images

Su conductor está esperando… un aumento

TORONTO – En mayo pasado, justo antes de la oferta pública inicial de Uber por $82,4 mil millones, los conductores de la compañía, junto con los de la plataforma de transporte de personas Lyft (muchos trabajan para ambas), participaron en un día internacional de protesta de este sector, efectuando manifestaciones en 24 ciudades (entre ellas, Londres, Melbourne y Nueva York) para exigir mejores salarios y condiciones de trabajo. Pero las quejas hacia este tipo de compañías de cobrar poco a los pasajeros y cargar a los conductores comisiones demasiado altas no se limitan a las economías ricas.

En julio, las asociaciones de conductores de Nairobi, Kenia, llamaron a huelgas de quienes trabajaran en servicios digitales de transporte de personas –como Uber, la compañía estonia Bolt (antes llamada Taxify) y la local Little Cab- basándose precisamente en esos reclamos. Aunque los actores claves acordaron implementar un conjunto de principios de pago el año pasado, en la práctica poco ha cambiado.

El ascenso del trabajo por plataformas (empleo de servicios por mediación digital) ha creado un territorio incierto. Por una parte, beneficia a los consumidores al prestar servicios a pedido de bajo coste, y puede beneficiar a los trabajadores al darles acceso a esos consumidores. En Kenia, al menos 6000 personas trabajan como conductores para plataformas de transporte de particulares.

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