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No hay excusa para la violencia contra los niños

GINEBRA – En la Asamblea Mundial de la Salud en mayo, planteamos la cuestión de por qué los gobiernos y las agencias de las Naciones Unidas necesitan gastar más en medidas para prevenir enfermedades no transmisibles (ENT), lesiones y violencia contra los niños. Uno de nosotros –Zoleka Mandela- habló de perder a su hija de 13 años por culpa de un conductor ebrio y de sufrir violencia sexual de niña a manos de adultos que deberían haber cuidado de ella. “Fue un abuso de poder y una violación de la confianza”, le dijo a la asamblea. “Me dejó una cicatriz emocional y mental. Me llevó a provocarme un daño autoinfligido y a intentar quitarme la vida varias veces. Condujo a una dependencia del alcohol y de las drogas”. 

Esperamos que este relato de trauma personal sirva de recordatorio a los líderes en todo el mundo de que la violencia, el trauma mental y sexual y el abuso de sustancias son cuestiones interrelacionadas que pueden tener un impacto profundo y duradero en las vidas de los niños. La evidencia de esto es abrumadora. Sólo este año, se calcula que mil millones de niños experimentarán violencia física, sexual o psicológica en casa, en la escuela, online y en sus comunidades. Uno de cada cuatro sufrirá abuso físico; si son niñas, casi una de cada cinco será víctima de un abuso sexual en su vida.

La violencia contra los niños es persistente y generalizada, sin importar el género y la geografía. Si abrimos los ojos, veremos una secuencia constante de historias sobre sus víctimas. Provienen de todos los ámbitos de la vida, desde una joven en la India que cuenta que su familia la vendió a traficantes sexuales hasta el actor francés Thierry Beccaro, que ha revelado que su padre lo golpeó brutalmente durante toda su niñez.

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