stephen miller BRENDAN SMIALOWSKI/AFP/Getty Images

El apuntador de Trump

NUEVA YORK – En el entorno del presidente estadounidense Donald Trump hay muchos personajes raros, pero ninguno tan raro –o tan siniestro– como Stephen Miller (33 años), alto asesor de políticas de Trump. Miller se parece a un tipo de ultraderechista que es más común en Europa que en Estados Unidos: joven, astuto, bien trajeado, hasta un poquitín dandy. Es un hábil agitador, cuya retórica incendiaria contra inmigrantes y refugiados –“¡Vamos a construir ese muro, y lo haremos bien alto!”– enfervoriza a las multitudes que acuden a los mitines de Trump. Una de sus consignas demagógicas es que los migrantes contagiarán a los estadounidenses enfermedades terribles.

Miller alienta los peores instintos de Trump: el chauvinismo beligerante, el odio vengativo a los liberales y la hostilidad a las minorías. Su sectarismo es extremo. En sus propias palabras: “¡Todo lo malo que hay en este país es culpa de los que se oponen a Donald Trump!”. Tal vez hasta se lo crea.

Lo raro de Miller, entre otras cosas, es que sus ideas sobre inmigrantes, refugiados y minorías parecen incompatibles con sus antecedentes personales: es un descendiente de judíos que vinieron a Estados Unidos huyendo de los pogromos en Bielorrusia; creció en California y sus padres eran demócratas. Pero ya en la secundaria leía literatura de extrema derecha (revistas contra el control de armas y cosas así) y después de eso se asoció a ideólogos cuyas ideas suelen ser difíciles de distinguir del antisemitismo. El discurso que dio Trump el año pasado para el Día de Conmemoración del Holocausto ni siquiera mencionó a los judíos; algunos creen que fue obra de Miller.

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