NEW HAVEN – Hace ochenta años, en el otoño de 1930, Joseph Stalin implementó una política que cambió el curso de la historia, y derivó en decenas de millones de muertes a lo largo de décadas y en todo el mundo. En una campaña violenta y masiva de “colectivización”, puso la agricultura soviética bajo control estatal.
Stalin persiguió la colectivización a pesar de la resistencia generalizada que se había producido cuando las autoridades soviéticas habían intentando introducir por primera vez la política la primavera anterior. El liderazgo soviético entonces había recurrido a ataques con disparos y deportaciones al Gulag para adelantarse a una oposición. Sin embargo, los ciudadanos soviéticos ofrecieron una resistencia masiva; los nómadas kazajos huyeron a China; los agricultores ucranianos, a Polonia.
En el otoño, los asesinatos y las deportaciones se reanudaron, complementados por la coerción económica. A los agricultores individuales se los gravó hasta que aceptaron la colectivización y a las granjas colectivas se las autorizó a apropiarse de los granos de semillas de los agricultores individuales, utilizados para sembrar la cosecha del año siguiente.
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The prevailing narrative that frames Israel as a colonial power suppressing Palestinians’ struggle for statehood grossly oversimplifies a complicated conflict and inadvertently vindicates the region’s most oppressive regimes. Achieving a durable, lasting peace requires moving beyond such facile analogies.
rejects the facile moralism of those who view the ongoing war through the narrow lens of decolonization.
The far-right populist Geert Wilders’ election victory in the Netherlands reflects the same sentiment that powered Brexit and Donald Trump’s candidacy in 2016. But such outcomes could not happen without the cynicism displayed over the past few decades by traditional conservative parties.
shows what Geert Wilders has in common with other ultra-nationalist politicians, past and present.
NEW HAVEN – Hace ochenta años, en el otoño de 1930, Joseph Stalin implementó una política que cambió el curso de la historia, y derivó en decenas de millones de muertes a lo largo de décadas y en todo el mundo. En una campaña violenta y masiva de “colectivización”, puso la agricultura soviética bajo control estatal.
Stalin persiguió la colectivización a pesar de la resistencia generalizada que se había producido cuando las autoridades soviéticas habían intentando introducir por primera vez la política la primavera anterior. El liderazgo soviético entonces había recurrido a ataques con disparos y deportaciones al Gulag para adelantarse a una oposición. Sin embargo, los ciudadanos soviéticos ofrecieron una resistencia masiva; los nómadas kazajos huyeron a China; los agricultores ucranianos, a Polonia.
En el otoño, los asesinatos y las deportaciones se reanudaron, complementados por la coerción económica. A los agricultores individuales se los gravó hasta que aceptaron la colectivización y a las granjas colectivas se las autorizó a apropiarse de los granos de semillas de los agricultores individuales, utilizados para sembrar la cosecha del año siguiente.
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