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La salud mundial frente a los troles en línea

BOSTON – La parte más frustrante de mi trabajo como profesional de la sanidad pública es la difusión de información falsa, por lo general en línea, que suplanta a años de estudios empíricos. Ya es suficientemente difícil contrarrestar las falsedades en conversaciones presenciales con pacientes. Resulta incluso más complicado combatirlas cuando el medio de propagación es la Internet.

Hace poco fui testigo de primera mano en Cachemira, donde crecí. Allí los padres de niños y niñas pequeñas creían en vídeos y mensajes publicados en Facebook, YouTube o WhatsApp que difundían falsos rumores de que las vacunas y los medicamentos modernos eran dañinos, o incluso que eran financiados por extranjeros con terceros motivos. Mis conversaciones con colegas pediatras locales me revelaron cómo un solo vídeo o mensaje instantáneo con información falsa bastaba para disuadir a los padres de confiar en algunas terapias médicas.

Médicos de otras áreas de India y Pakistán han reportado numerosos casos en que los padres, muchos de ellos con buen nivel educacional, rechazan las vacunas contra la polio para sus hijos. Ha habido rumores de que la CIA organizó una vez una falsa campaña de vacunación para espiar a militantes en Pakistán que exacerbaron la desconfianza al interior de la región. Considerando lo mucho que hay en juego, a veces los estados recurren a medidas extremas, como arrestar a padres poco colaboradores, para asegurarse de que las comunidades vulnerables reciban vacunas.

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