La globalización implica una inevitable transformación de las naciones, los negocios y los individuos, y en África esto sucede de igual forma que en cualquier otra parte del mundo. Todos se tienen que adaptar y los mercados de valores no son la excepción.
Conforme los avances en la tecnología informática se combinan con la desregulación y la globalización para dar ímpetu a la creciente competencia, los mercados mundiales de valores se ven forzados a actualizar, consolidar y expandir sus actividades, y a racionalizar sus estructuras de gobernabilidad para volverse más eficaces en cuanto a costos, ser más transparentes y más responsables.
Los mercados emergentes, como los del continente africano (incluyendo a los dos líderes, Sudáfrica y Egipto) no tienen otra opción que seguir la pauta establecida por la industria bursátil global, pues la globalización ha cambiado el papel tradicional de los mercados accionarios.
La globalización implica una inevitable transformación de las naciones, los negocios y los individuos, y en África esto sucede de igual forma que en cualquier otra parte del mundo. Todos se tienen que adaptar y los mercados de valores no son la excepción.
Conforme los avances en la tecnología informática se combinan con la desregulación y la globalización para dar ímpetu a la creciente competencia, los mercados mundiales de valores se ven forzados a actualizar, consolidar y expandir sus actividades, y a racionalizar sus estructuras de gobernabilidad para volverse más eficaces en cuanto a costos, ser más transparentes y más responsables.
Los mercados emergentes, como los del continente africano (incluyendo a los dos líderes, Sudáfrica y Egipto) no tienen otra opción que seguir la pauta establecida por la industria bursátil global, pues la globalización ha cambiado el papel tradicional de los mercados accionarios.