Closeup of computer chip and processor.

Silicon Valley por doquier

CAMBRIDGE – Durante los últimos decenios del siglo XX, Silicon Valley fue el epicentro sin paralelo de la innovación en materia de tecnología avanzada. Otras regiones intentaron imitar su éxito, pero ninguna lo consiguió. La Sophia Antipolis, intento del Gobierno de Francia de crear desde arriba un centro de innovación cerca de Cannes no prosperó, sino que siguió siendo desde sus orígenes un tranquilo parque tecnológico, pese a su nombre mitológico, a un clima parecido al de California y a la insuperable gastronomía de la zona circundante.

Sin embargo, en el siglo XXI la competencia que sufre Silicon Valley se ha vuelto más feroz, como lo refleja el número cada vez mayor de lugares que adjuntan a su nombre el del elemento químico: Silicon Alley (Nueva York), Silicon Wadi (Tel Aviv), Silicon Sentier (París), etcétera. En Londres, por ejemplo, el surgimiento de Silicon Roundabout a finales del decenio de 2000 tomó al Gobierno británico casi por sorpresa. Con la nueva denominación de Tech City, el centro de innovación situado en el antiguo barrio de Shoreditch ha llegado a ser uno de los fundamentales motores económicos de Londres y focos de atracción de talentos.

Historias similares están dándose en todo el mundo. En Berlín, cuentan que cada veinte minutos se crea una empresa tecnológica. En París se está construyendo la que será la mayor incubadora de Europa en Halle Freyssinet y en Tel Aviv la expresión “Startup Nation” de lema político ha pasado a ser una realidad económica.

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