Enfrentamiento en el Tíbet

El 14 de marzo, la extraordinaria paz de Lhasa, la ciudad sagrada del Tíbet, fue quebrantada por disturbios y tiroteos. No está claro qué fue lo que detonó la rebelión en la parte tibetana de lo que ahora es una ciudad china compuesta en gran medida por la etnia Han, pero ocurrió en algún lugar cercano al templo Ramoche cuando las fuerzas de seguridad chinas intentaron reprimir una manifestación de monjes.

Cualesquiera que sean los detalles, sólo hacía falta una chispa que desencadenara las revueltas más graves del Tíbet desde los disturbios de 1987 a 1989 o tal vez desde la revuelta tibetana de marzo de 1959 que ocasionó el exilio del Dalai Lama. El 10 de marzo, con motivo del 49 aniversario de dicha revuelta, monjes provenientes de dos monasterios importantes cercanos a Lhasa realizaron manifestaciones en donde muchos fueron arrestados, lo que dio origen a las tensiones en la ciudad.

Si bien las autoridades chinas negaron mucho de lo que posteriormente sucedió, sí revelaron la magnitud de los disturbios: 422 comercios de propietarios chinos fueron parcial o completamente incendiados, lo que representa más de dos millones de yuanes (28 millones de dólares) en daños; 325 personas resultaron heridas y 13 murieron –todas ellas eran de la etnia china Han. China no aceptó que hubieran muerto manifestantes tibetanos, ya que, según dice, las fuerzas de seguridad habían actuado moderadamente y no habían disparado sus armas.

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