La llegada a lo grande de Shinzo Abe

El nuevo Primer Ministro del Japón, Shinzo Abe, ha tardado muy poco en empezar a dejar su impronta, en particular en política exterior. Sus visitas oficiales a China y Corea del Sur, países decisivos, los dos, con los que las relaciones se resintieron durante el gobierno de Junichiro Koizumi, se produjeron durante la primera semana de su mandato y en un momento de crisis, en vista de que Corea del Norte había llevado a cabo una explosión nuclear subterránea. El hecho de que el Primer Ministro Abe y el Presidente chino Hu Jintao convinieran en que "no se puede tolerar" una prueba nuclear coreana indica que ese nuevo activismo puede contribuir a estabilizar la seguridad asiática.

Como dejó claro Abe en el discurso sobre política general de primer ministro que pronunció al final del mes pasado, se propone centrarse más en la política exterior, pero, si bien las relaciones con China y Corea del Sur, que califica de "orientadas hacia el futuro", representan un alejamiento digno de beneplácito de la ejecutoria del gobierno de Koizumi, su programa político entraña, en realidad, una considerable continuidad con la actitud del Japón más centrada en las cuestiones diplomáticas y de seguridad.

En particular, al subrayar el "paso a una diplomacia más firme", Abe citó en su discurso la iniciativa del Japón de proponer sanciones contra Corea del Norte al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y su éxito al supervisar –mediante una estrecha coordinación con los Estados Unidos y otros países– la aprobación de la resolución por unanimidad. Al mismo tiempo, indicó su intención de impulsar la diplomacia encaminada a fortalecer la solidaridad entre las naciones asiáticas, basada en "la alianza Japón-Estados Unidos para el mundo y para Asia".

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