El vecino terrorista

NUEVA DELHI – Incidentes recientes en la línea de control (LoC) –la frontera entre India y Pakistán en el estado de Jammu y Cachemira– han generado preguntas fundamentales sobre la tensa relación nuclear armada entre dichos países. Temprano en este mes, el ejército de India frustró una tentativa de incursión de un grupo de 30 o 40 militantes del territorio pakistaní, lo que condujo a los críticos indios a desacreditar las propuestas de paz oficiales. En efecto, apenas dos semanas antes del incidente más actual, el primer ministro indio, Manmohan Singh, se había reunido con su homólogo pakistaní, Nawaz Sharif, durante la sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York.

Al partir los británicos de la India en 1947 le arrancaron, como hogar para los musulmanes indios, lo que pasaría a ser Pakistán, pero hasta hace poco (a medida que la población pakistaní continúa creciendo a una tasa mayor que la de India) más musulmanes permanecieron en India de los que se quedaron a vivir en Pakistán. Desde entonces la relación bilateral se ha visto asolada por una enconada disputa por el territorio dividido de Cachemira, el único estado de mayoría musulmana en India (pero hogar de solo 3% de los musulmanes indios, que están repartidos en grandes cantidades en todo el país).

Durante décadas, el conflicto abierto y la hostilidad latente se han visto acentuados por periodos cortos de afabilidad. El principal obstáculo a la paz ha sido el respaldo de Pakistán a la militancia y el terrorismo en India, que culminaron en los horribles ataques de Mumbai en noviembre de 2008. En ellos los comandos mataron a casi 200 personas.

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