El retorno del americano feo

NEW DELHI – Casi un mes después de que las autoridades estadounidenses arrestaran fuera de la escuela de sus hijos a Devyani Khobragade, vicecónsul general de la India en Nueva York, acusándola de pagar a su empleada doméstica de origen indio un salario inferior al mínimo, las relaciones bilaterales siguen crispadas. El gobierno indio reaccionó con furia a este maltrato a una funcionaria que disfruta de inmunidad diplomática. La indignación pública es general y  prácticamente unánime. ¿Significa esto que está llegando a su fin una era de constante  mejora de los lazos entre ambos países?

Parecería ser así, a juzgar por las declaraciones de los dirigentes indios. El Primer Ministro Manmohan Singh, por lo general de modales suaves y mesurados, declaró que el trato dado a Khobragade era deplorable. El Asesor de Seguridad Nacional Shivshankar Menon calificó su arresto de “detestable” y “bárbaro”, mientras que el Ministro de Exteriores Salman Khurshid se negó a responder una llamada conciliatoria de John Kerry, Secretario de Estado de EE.UU.

Los ánimos han estado muy caldeados en el Parlamento y la televisión de la India. En una carta a sus colegas diplomáticos tras su arresto, Khobragade, que rechaza los cargos de los que se le acusa, dice “haberse quebrado varias veces” por “la humillación de ser esposada, desvestida, tanteada y sometida a toma de muestras biológicas” y de quedar encerrada “entre delincuentes comunes y drogadictos”. Un ex ministro indio de Asuntos Exteriores, Yashwant Sinha, ha pedido abiertamente que se adopten medidas de represalia contra los diplomáticos estadounidenses acreditados en la India que sean homosexuales, ya que tras una reciente sentencia de la Corte Suprema su orientación sexual y sus contrataciones de personal doméstico resultarían ilegales. El gobierno no se lo ha tomado en serio, pero la sugerencia es una muestra de la crispación del ambiente.

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